LURPEA GARBI
asociación para la protección del medio ambiente
Los motivos de la creación de la asociación.
Científicos expertos creen que el subsuelo es el último continente que nos queda por conocer. Aunque actualmente se conocen más de 25.000 km de subsuelo a nivel mundial (el doble del diámetro ecuatorial de la Tierra), las estimaciones indican que el 70-80% es una incógnita para nosotros. La mayor parte de las cuevas aparecen en los ambientes kársticos de la época Urgoniana y el karst cubre el 15/20% de la superficie terrestre del mundo. Estas áreas kársticas se forman en rocas solubles que crean paisajes únicos con formas superficiales y subterráneas características (cuevas, lapiazas, arroyos que desaparecen...).
Millones de años de trabajo del agua han hecho que las cavidades del karst hayan tomado la estructura del queso gruyère. Las aguas pluviales entran bajo tierra y tras atravesar caminos subterráneos de kilómetros desconocidos desde las entrañas del monte, se encuentran con arcillas permeables aflorando en los manantiales. Así, en los terrenos donde prevalece la estructura kárstica, las aguas y lagos subterráneos forman verdaderas reservas de agua. Al filtrar esta agua tierra adentro, gracias al trabajo de la vegetación y la roca que la atraviesa, sale limpia y mineralizada en los manantiales y ha sido desde siempre muy apreciada entre vecinos y vecinos. Por si esto fuera poco, debido a los largos periodos de sequía que estamos sufriendo como consecuencia del cambio climático, se está incrementando la autopesca y la estimación. En este sentido y a diferencia de los embalses, las aguas subterráneas no sufren evaporación, por lo que se han convertido en un recurso estratégico para hacer frente a la escasez de agua en el futuro inmediato.
Los acuíferos kársticos son un recurso estratégico en muchas regiones del mundo. En Euskadi, estos ambientes abarcan áreas significativas del territorio y se asocian a acuíferos de notable potencial extractivo de recursos, al igual que el acuífero kárstico de Albiztur, base del manantial de Salubita.
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Este mundo subterráneo, sin embargo, es muy vulnerable a la contaminación. El agua de lluvia que entra en el acuífero desde la superficie parte de las cuevas hacia el enterramiento. Este riesgo aumenta si las borrascas kársticas se utilizan para depositar todo tipo de residuos, como Txorrote y Leizeaundia, entre otros.
En Tolosaldea existen varios acuíferos kársticos (Albiztur, Elduaien, Gatzume, Ernio, Aralar...). Durante años, y aún hoy, una parte importante de la población se ha abastecido de ella para obtener agua potable. Además, no podemos olvidar la importancia de la arqueología como patrimonio cultural e histórico en las áreas kársticas. Sin embargo, difícilmente podremos vigilar y proteger lo que nos es desconocido.
El uso de las aguas subterráneas en la Comunidad Autónoma del País Vasco, tanto en forma de abastecimiento como de aguas industriales y de riego, es más importante de lo esperado. En la actualidad hay muchos municipios que obtienen abastecimiento de agua de las aguas subterráneas y hay varios proyectos en marcha para mejorar el abastecimiento utilizando recursos subterráneos, como Tolosaldea. Esta situación pone de manifiesto que la protección de las aguas subterráneas debería ser un objetivo prioritario.
La protección de las aguas subterráneas es hoy y será, en el futuro, uno de los retos más importantes que deberá afrontar nuestra sociedad. En este sentido, el uso del territorio como depósito de todo tipo de residuos ha generado una importante contaminación de las aguas subterráneas en muchas zonas. Esta situación podría empeorar en el futuro si no se toman las medidas oportunas.
En concreto, desde el punto de vista hidrogeológico, las sustancias contaminantes más peligrosas son las que coinciden con los flujos naturales de agua, pudiendo llegar a ser nocivas para los seres vivos. Por tanto, más allá de los problemas de la cantidad de abastecimiento de agua, la propia calidad del agua tiene peso suficiente para proporcionar una atención que merece la pena, ya que es un recurso imprescindible para la vida y no tiene sustitutos.
Debido a la contaminación de las purinas vertidas durante décadas por la basura acumulada en cuevas y simas y por la actividad ganadera, estas aguas limpias y mineralizadas se encuentran en peligro. Por las características propias del subsuelo, o cómo las temperaturas constantes, la humedad cerca del punto de saturación, la inacción de los rayos solares... esta contaminación/basura apenas se deshace y puede durar siglos causando daños.
Por si esto fuera poco, creo que también es destacable el impacto que tiene en la fauna subterránea y que se han llevado a cabo muy pocos estudios. Los datos de fauna que se citan a continuación se han obtenido bajando a una profundidad máxima de -100 m, pero la que realmente existe es mucho más amplia. Así, si las investigaciones se extienden a -300 m, según el doctor en bioespeleología y experto navarro Enrique Beruete, los datos podrían multiplicarse. En este sentido, según se recoge en los documentos publicados por el doctor en bioespeleología Carlos Galán, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en Gipuzkoa tenemos 400 especies diferentes que utilizan cuevas. De ellas, 116 son troglobios pertenecientes a 34 familias diferentes. Es decir, la diversidad de la fauna troglobio que muestra Gipuzkoa es enorme. La diversidad de la fauna troglobio que presenta Gipuzkoa con una superficie de 2.000 kilómetros cuadrados es mil veces superior a la media mundial. Así que Gipuzkoa se encuentra entre los 5 puntos o zonas más divertidas de todo el mundo. Desde el punto de vista biogeográfico y evolutivo, algunas especies de troglobio de Gipuzkoa son paleoendemismos. El porcentaje de endemismo de las comarcas guipuzcoanas y vecinas es del 81% y 48 especies son exclusivamente guipuzcoanas.
Los troglobios que conocemos en Gipuzkoa son casi exclusivamente artrópodos: colémbolos, anfípodos, arácnidos... El principal problema de esta fauna, a raíz de vivir en un biotopo mineral, es la escasez de alimentos. Así, para obtener alimentos, dependen de la materia orgánica que entra por fuera. En este sentido, parece razonable la hipótesis de que el impacto negativo de la basura y la contaminación sobre ellos puede ser enorme.
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En definitiva, como consecuencia de la limpieza y restauración de cuevas y simas, se pretende evitar la contaminación de las aguas subterráneas y conservar o mantener la diversidad de la fauna cavernícola para que las generaciones actuales y futuras sigan disfrutando de estos recursos naturales. Siendo la arqueología la puerta de nuestro pasado y en estos tiempos en los que el agua está en boca de todos, creemos que es hora de tomar medidas en torno al karst y empezar a dar los pasos necesarios. La idea no es encontrar culpables, sino analizar la situación, identificar necesidades y establecer un plan de trabajo con objetivos claros, siempre con el objetivo principal de proteger el subsuelo. El ámbito de trabajo y la prueba bancaria para la primera fase del proyecto general se fijará en las cuevas y simas de Tolosaldea, obteniendo la experiencia necesaria y fijando los protocolos. Así, el objetivo del proyecto es extender el ámbito de actuación a toda Gipuzkoa a medida que se vayan alcanzando los objetivos.
Pseudoescorpión troglobia